cuentos

Un católico hereje

En Santa María las calles a media noche son algo triste, solitario, abandonado. La calle se mira desierta y los únicos testigos de lo que sucede en ellas son los altos pinos, robles y eucaliptos pálidos por el polvo perpetuo que los cubre, sembrados afuera de las pequeñas casas con techos de lámina que los políticos locales consideran característicos de la miseria oriunda de Santa María.